Un Día de la Cruz soleado lo agranda todo. Agranda las ganas de salir de paseo, agranda el deseo de ver cruces, agranda la voluntad de dejar la playa y disfrutar de la jornada festiva en la capital, agranda el sueño de aparcar las necesidades que se nos presentan todos los días, agranda la avidez de ser feliz a pesar de la crisis y de la fiebre porcina esa que nos ha puesto a todos una mascarilla en la mente (por cierto... ¿saben ustedes que con la crisis no son 'mascarillas' sino 'masbaratillas'?) y agranda, sobre todo, las ya habituales polémicas que originan este día. ¿Cruces tradicionales o creativas? ¿Cruces con barra o sin barra? ¿Con música o sin música? ¿Debe servir una cruz para reivindicar algo o ser sólo un símbolo de fe? ¿Es demasiado el esfuerzo de los montadores de cruces para que estén expuestas sólo un día? Todas las preguntas quedan a merced de quién las contesta.
lunes, 4 de mayo de 2009
Un Día de la Cruz con algunos peros
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